Issue (II): lengua y género


Resumen creado por Lara Boyero Agudo.


¿Has oído últimamente hablar sobre el “género” o sobre las “ideologías de género”?

O ¿has escuchado alguna vez comentarios en clase como “se viste como una mujer” o “habla como un chico”?. Y si es así, ¿has pensado cómo hacer de la clase un lugar inclusivo donde podamos discutir críticamente estos temas?


Si te has planteado estas preguntas, o te han resultado interesantes, en este número hacemos un acercamiento a uno de los capítulos del libro Fundamentos y modelos del estudio pragmático y sociopragmático del español, titulado: Lengua y Género (haz click aquí para ver el artículo), escrito por Susana de los Heros. En este capítulo, de los Heros nos presenta no solo un panorama general sobre los últimos estudios sobre lengua y género en el mundo hispanohablante, sino también diferentes actividades prácticas para realizar en las aulas. Les animamos a que les echen un vistazo. 

[Dejamos este esquema del resumen que detallamos a continuación para aquellas personas que les resulte más fácil] Haz click en la imagen para agrandarla.



Pero empecemos por el principio: ¿qué es el género?


Susana de los Heros recuenta cómo investigadoras e investigadores como Cameron (2003) han estudiado cómo la lengua y el género se relacionan y cómo a través de la lengua las personas construyen su propia identidad de género.


Los primeros estudios en lingüística se enfocaban en el la variación lingüística, es decir en las diferentes formas de hablar según factores sociales como la región, edad, clase social o grupo étnico de las personas.  Los estudios trabajaban con datos binarios en los que solo se entendía el género como las categorías de hombre o mujer. Este binarismo presentaba patrones de habla regularizados en hombres y mujeres pero recientemente se ha problematizado este sistema binario y se han mostrado otros elementos sociales que también pueden influir.

Con los estudios de variación, surgió la teoría del prestigio estándar de las mujeres, que argumentaba que estas daban una mayor importancia al habla formal y estandarizada y que tenían una gran consciencia por alcanzar ese prestigio social, el cual las “ayudaría” a salir de su posición subordinada en la sociedad (Labov 1991). Pero… ¿cuál fue el PROBLEMA que presentaba esta teoría? La generalización, la interpretación de los resultados y la falta de estudios en otros contextos -ya que no todas las mujeres respondían a esa tesis-. Así, se ha observado que algunas mujeres presentaban un comportamiento innovador alejado del tradicional descrito, como las presentes en los estudios de Fontanella de Winberg (1979) o de Eckert (1989). 


Avanzando el enfoque variacionista, en los estudios de la TERCERA OLA de variación y en los de SOCIOPRAGMÁTICA, se rompió con este binarismo y clarificó que el SEXO es el elemento biológico, y el GÉNERO se construye de acuerdo a las normas sociales de las comunidades de habla. El problema con las normas sociales es que es la sociedad quien las dicta, monitorea y perpetúa, -algo que podemos percibir cuando escuchamos “las mujeres hablan con más diminutivos” o “los hombres dan órdenes de manera más directa”-. Así, con la sociopragmática se pretendió entender el género teniendo en cuenta su complejidad y construcción sociocultural. Para ello, fue clave la primera ola feminista, que marcó dos paradigmas de estudios asociados al género:


1. PRE-Feminismo: PARADIGMAS MODERNOS (se centran en el sexo y binariedad). Engloba tres teorías:

*De déficit. Afirma que las mujeres poseen una forma de hablar que muestra su inseguridad y refleja la situación social de dominación en la que viven con respecto a los hombres. 

PROBLEMA: se trata constantemente el habla masculina como la que tiene poder y prestigio, además de ser ese punto constante de comparación con la femenina, la cual por oposición es retratada como carente de poder y llena de inseguridad. Sin embargo no toma en cuenta la agencia de las mujeres por retar su posición subordinada.

*De dominación. Busca establecer cómo en las interacciones entre hombres y mujeres se producen hechos que muestran las diferencias de poder entre ambos, algo que vemos reflejado, por ejemplo, en los estudios sobre el número de interrupciones o la mayor -o menor- frecuencia de palabras en cada uno. 

PROBLEMA: no existe un patrón regular de hombres o mujeres solamente que responda a estos comportamientos, algo que demostraron diferentes estudios. 

*De diferencia. Se enfoca en el uso de la lengua desde la perspectiva de la socialización y la cultura. Es decir, cómo hombres y mujeres son criados con normas distintas, y aunque parezcan que pertenezcan a diferentes grupos donde el habla tiene diversos significados para ambos, realmente es que son socializados de modo distinto, produciendo una comunicación con estilos lingüísticos diferentes. 

PROBLEMA: no va más allá de lo binario y no explica bien los comportamientos lingüísticos que intersectan con otros aspectos de sus identidades (raza o clase por ejemplo) de ambos, ya que siguen relacionando comportamientos homogéneos dentro de cada grupo cuando no es así.


2. POST-Feminismo: PARADIGMAS POSMODERNOS (se centran en el género y la performatividad).

Exploran diferentes aspectos más críticos como el comportamiento según el género en distintos contextos públicos, la diversidad en las performatividades del género según otras variables sociales (clase social, etnia, cultura, etc.) o la expresión de las distintas formas de identidad sexual (heterosexual, homosexual, transexual…). Gracias a esto, por medio de más estudios se ha demostrado que la clase social o la raza en ciertos contextos, parecen ser indicadores más fuertes para hablar del estilo lingüístico. Por tanto, no podemos tratar la variable del género como algo aislado, sino que tenemos que verla en su conjunto interaccionando con las otras variables.


-Lengua y etnicidad femenina (EE.UU.). 

Los estudios de etnicidad y lengua han ganado importancia y terreno en el campo, especialmente sobre las chicanas y chicanos (descendientes de mexicanos en EE.UU.) y sus usos lingüísticos (ya sea la preferencia del inglés, español o una mezcla de ambos códigos), prestando especial interés a las mujeres de este grupo que han sido desacreditadas y marginadas.

Hay significativas obras para trabajar en el aula (con un importante objetivo: defender el uso de la lengua de los hispanos en EE.UU. como forma válida y alejarla de esa visión “deficiente”): 

  • Speaking Chicana: voice, power, and identity.
  • Ana Celia Zentella (1997). 
  • Zavala (2008).


-Lengua y expresión de sexualidad.

Como ya dijimos, la lengua es uno de los principales recursos que permiten construir diferentes identidades. Actualmente, se están realizando muchos estudios sobre las expresiones de identidades homosexuales (Podesva 2007), aunque podemos también problematizarlos ya que algunos estudios aún ven a estos grupos sociales como homogéneos, por ejemplo (2007). Existen otros sobre qué terminología se utiliza para marginalizar a los gay en México (Almaguer 2001). Este último, demuestra que la sexualidad chicana en referencia a la clase media de raza blanca no ha obtenido esa libertad de acción y aceptación social que tienen las personas blancas (una vez más género+raza). 

Otro ejemplo es el de Cherrie Moraga o Leticcia Galindo, académicas que se centraron en el estudio de mujeres, pero no desde una perspectiva binaria. Galindo por ejemplo, muestra cómo las chicanas con las que trabajó usan el caló (variedad del español del suroeste de los EE.UU. y norte de México asociada mayormente a los hombres de bandas urbanas), construyendo una identidad transgresiva que las ayuda a formar una identidad con mayor prestigio. 


-Sexismo en la lengua. 

El sexismo es la discriminación o prejuicio causado por el sexo percibido de una persona. Así, la lengua y lo que decimos por medio de ella, va a reflejar una vez más todo lo que la sociedad sea (sexista, racista, homófoba, etc.) y, por tanto, vamos a usar expresiones que muestran ese sexismo social y que se lleva perpetuando desde años atrás. Existen muchos ejemplos de esto, desde el uso del masculino genérico -pese a que la mayoría de personas en un grupo se identifiquen como mujeres-, hasta las diferencias léxicas -acaso es igual decir: ¿es un zorro? a ¿es una zorra?, ¿él es un brujo? a ¿ella es una bruja?-.

Para aprender más sobre este tema, incluyendo el tema del lenguaje inclusivo, ¡escucha nuestro podcast aquí!



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